viernes, 20 de febrero de 2015

El primer paso.

¿Quién no se acuerde de ese primer beso? Yo desde luego si. Es la primera página de una historia sumamente genial. Me acuerdo que un día me había quedado con las ganas de besarla pero que no había podido hacerlo. Y no hay nada peor que quedarse con las ganas de besar a alguien que quieres. Fue a los pocos días cuándo por fin paso mi primera tarde con ella, después de estar esperando, después de tanto tiempo pillado de ella llegó. Fue en aquel lugar tan señalado para nosotros, un lugar que cuándo lo veo sólo veo ese momento, el momento del primer beso. Fue genial, estábamos hablando de nuestras cosas, yo no aguantaba más, ya me había quedado con las ganas y si pasaba otro minuto sin poder besarla me podía morir allí mismo. Entonces fue cuándo ella me estaba contando algo y yo la corté con un beso, por fin, por fin sentía el calor de sus labios en los míos, era el primer paso hacía nuestra relación. Tampoco olvidaré jamás su frase, cuándo nos acabamos de besar, con toda su inocencia y cara de niña buena me dijo; "¿no te aguantabas no?", pues claro que no me aguantaba, ni un segundo más. Es por eso que a día de hoy no vivo sin sus besos. Sus besos alimentan mi corazón.

Echar de menos.

Todos en nuestras vidas hemos echado de menos algo alguna vez, una persona que hacía que cada día nuevo fuera uno inolvidable, un día en el que te levantabas solo por esa persona con una sonrisa, y te acostabas con las ganas de soñar con ella. Yo echo de menos a una persona, una persona que me cambio la vida desde el primer momento en la que la conocí. Me acuerdo de ese día como si fuese ayer, me acuerdo de esa pequeña loca que no paraba de sonreír, me acuerdo de como la miraba, y no me podía imaginar lo que acabaría siendo esa niña para mí. Poco a poco la fui conociendo,me fue encantando cada día más, hasta el punto de volverme loco por ella. Una locura que aún me dura hoy en día, sigo perdido por ella, por sus ojos, por su sonrisa, por sus labios, por su persona. He vivido experiencias inolvidables con ella, de las cuáles no cambio ni un sólo minuto y las repetiría el resto de mis días. Se ha creado un hueco en mi corazón para siempre, y no me gustaría que hubiese un día en el que se fuese de el. Por eso hoy en día la echo mucho de menos, porque no sé vivir sin ella, porque no hay momento en el día en el que piense tres veces en ella, porque miro mi mañana y si no está ella me hundo, me miro al espejo y me veo vacío, sin ganas de continuar, sabiendo que me falta ese aire para respirar. Echar de menos debería de estar prohibido pero es la única y verdadera forma de ver que alguien te importa, que lo necesitas a pesar de todo y que sin ella todo es diferente.

Cuándo las cosas se tuercen.

Hay momentos en toda historia de amor que las cosas no van como uno quiere, momentos en los cuales las cosas no funcionan. Puede haber miles de motivos para que esto ocurra en una relación, pero lo que más duele es cuándo sabes que no has actuado bien, cuándo ves que todo se hunde por ti, por tus errores, por no ver las cosas en el momento oportuno y dejas que las cosas se vayan deteriorando. Es ahí cuándo la otra persona deja de confiar en tu forma de ser hacia ella, cuándo se empieza a preguntar porque no haces las cosas bien o simplemente porque no buscas por tierra y aire hacerla feliz. No queda otra que levantarse y luchar, hacerle ver que las cosas pueden cambiar porque ella lo merece, porque si luchas por ella verá que si le importas y que todo lo ocurrido no deja de ser un error temporal de gilipollas inmaduro. No queda otra que ponerse a pensar en todo lo que estás dejando escapar de tu lado, no paras de ver cosas tan simples como un "buenos días" o un "hola" que te harían tan felices ahora mismo, y sí, serán cosas simples, pero cosas que te hacía esa persona y que era lo más bonito que podías tener en tu día a día. Ojalá todos en nuestras vidas podamos viajar en el pasado, pero por desgracia no podemos, sólo nos queda encajar los errores, verlos, y aprender de ellos. Lo único que podemos hacer es tirar para adelante, luchar por lo que hemos perdido y ver que el simple hecho de ser ella merece la pena morir peleando hasta el final.